miércoles, 11 de septiembre de 2013

UNIDAD DIDÁCTICA 4: IGLESIA, ¿EN EL MUNDO O FUERA DE ÉL?



 En 4º de ESO, se estudia la figura de San Benito,uno 
de los pilares de la civilización europea. El Papa Pablo VI, lo declaró "Patrono principal de Europa" en 1964. El Papa emérito, Benedicto XVI, adoptó el nombre de este santo.
Nació en Nursia, Italia, en el 480. Cuatro años antes de su nacimiento, el rey bárbaro de los Hérulos mataba al último de los emperadores romanos, poniendo en grave peligro la extinción de las raíces de la cultura europea, pero abriendo paso a la inigualable contribución de los monjes en la salvaguarda de esos mismos valores culturales de la Europa que estaba naciendo.
Los datos biográficos del joven Benito nos los aporta el Papa San Gregorio Magno en el libro II de sus “Diálogos”. Ahí nos dice que era un joven noble de la familia Anicia, enviado a Roma para que se dedicara a los estudios de retórica y de filosofía. Desilusionado con el ambiente y la vida que ahí se llevaba, abandonó la ciudad y se retiró a Enfide, dedicándose al estudio en una vida de rigurosa disciplina ascética. No satisfecho con esa relativa soledad, al cumplir los veinte años se retiró a vivir en una gruta de Subiaco, bajo la guía de un piadoso anacoreta.
Así pasó tres años de meditación y penitencia. Después, hizo un breve paréntesis cuando se mudó a vivir con los monjes de Vicovaro, que lo eligieron prior. Pero cuando Benito empezó a meterlos en vereda con las penitencias, intentaron deshacerse de él, dándole veneno en una bebida; afortunadamente, salió ileso del atentado.
Por fin, se trasladó junto con unos compañeros a Cassino y ahí estableció, en la montaña, el primero de una serie de monasterios que poblarían toda Europa.

El beato Juan Pablo II, habló de San Benito en Nursia, en el año 1980:
El ejemplo de San Benito: «Ora et labora». San Benito supo interpretar con perspicacia y de modo certero los signos de los tiempos de su época, cuando escribió su Regla en la que la unión de la oración y del trabajo llega a ser para los que la aceptan el principio de la aspiración a la eternidad: «Ora et labora, ora y trabaja» [...] Interpretando los signos de los tiempos, Benito vio que era necesario realizar el programa radical de la santidad evangélica [...] de una forma ordinaria, en las dimensiones de la vida cotidiana de todos los hombres. Era necesario que lo heroico llegara a ser lo normal, lo cotidiano, y que lo normal y lo cotidiano llegase a ser heroico. De este modo, como padre de los monjes, legislador de la vida monástica en Occidente, llegó a ser también pionero de una nueva civilización. Por todas partes donde el trabajo humano condicionaba el desarrollo de la cultura, de la economía, de la vida social, añadía Benito el programa benedictino de la evangelización que unía el trabajo a la oración y la oración al trabajo [...]
En nuestra época, San Benito es el patrón de Europa. No lo es únicamente por sus méritos particulares de cara a este continente, su historia y su civilización. Lo es también en consideración a la nueva actualidad de su figura de cara a la Europa contemporánea. Se puede desligar el trabajo de la oración y hacer de él la única dimensión de la existencia humana. La época actual tiene esta tendencia. [...] Se tiene la impresión de una prioridad de la economía sobre la moral, de una prioridad de lo material sobre lo espiritual. Por una parte, la orientación casi exclusiva hacia el consumo de bienes materiales quita a la vida humana su sentido más profundo. Por otra parte, en muchos casos, el trabajo ha llegado a ser un peso alienante para el hombre [...] y casi contra su propia voluntad, el trabajo se ha separado de la oración, quitando a la vida humana su dimensión trascendente. [..]
No se puede vivir de cara al futuro sin comprender que el sentido de la vida es más grande que lo material y pasajero, que este sentido está por encima de este mundo. Si la sociedad y las personas de nuestro continente han perdido el interés por este sentido, tienen que recobrarlo. [...] Si mi predecesor Pablo VI llamó a San Benito de Nursia patrón de
Europa, es porque podía ayudar a este respecto a la Iglesia y a las naciones de Europa
A  pesar de desear pasar lo más inadvertidamente posible, su fama de santidad se extendió y algunos monjes que moraban en los alrededores le piden con insistencia que sea su superior y maestro. Benito no deseaba aceptar porque la vida en ese monasterio era relajada y veía que en realidad muchos monjes no deseaban cambiar por una vida más austera. Ante la insistencia de los monjes Benito acepta. En cuanto trata de establecer una disciplina más acorde a la vida monástica, un monje que estaba desconforme con las reformas le sirve una copa de vino envenenada. Ante la sorpresa de quienes estaban compartiendo la mesa, al pronunciar la bendición y realizar el signo de la cruz, la copa se rompe.
Junto con varios seguidores, San MauroSan Plácido y otros, se dirigió hacia un monte escarpado llamado Monte Cassino que se encuentra a unos 150 km de Roma. Luego de ayunar y rezar por cuarenta días, empezó la construcción del monasterio, en la cima del monte. Allí había un bosquecito pagano con un templo dedicado al dios Apolo. Convierte el templo pagano en oratorio de la comunidad en honor a San Juan Bautista, y utiliza los restantes edificios como habitaciones de monjes, peregrinos y también como áreas para las diferentes actividades de trabajo.
A la obra de la fundación monástica, San Benito une el anuncio del Evangelio entre los pobladores de la llanura.
Esta misión aún hoy día es encomendada a la comunidad monástica, por lo cual la ciudad de Cassino y las veinte
comunidades aledañas forman parte de la jurisdicción pastoral del abad de Monte Cassino.
Es allí, en Montecassino, que San Benito completa la Regla de los monjes. Bossuet la definió como «pequeño compendio del Evangelio». Poco antes de su muerte (alrededor de los 60 años), sintiendo flaquear sus fuerzas, pide ser conducido   al oratorio y allí, con los brazos tendidos hacia el cielo, después de haber recibido el Cuerpo de Nuestro Señor, muere. La fecha de su muerte ha sido fijada por la tradición en el día 21 de marzo del 547. Los restos de San Benito y de su hermana Santa Escolástica se encuentran debajo del altar mayor de la Basílica de Cassino. Su fiesta se celebra el 11 de julio.


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